lunes, 28 de mayo de 2012

Entrenamiento Individual para el Alto Rendimiento






El entrenamiento para el rendimiento ha sido definido por varios autores como la aplicación de un método progresivo orientado al rendimiento deportivo competitivo a través de un programa de preparación y competición. Este proceso es tanto multifacético como multidisciplinario y como tal, requiere de la intervención de una variedad de disciplinas diferentes y de la asistencia de numerosos especialistas: técnicos, médicos, psicólogos y nutricionistas principalmente. Los entrenadores, como jefes del equipo, deben controlar las diferencias entre varios factores que incluyen el tipo de deporte que se está entrenando (deporte de equipo o individual), si los deportistas son niños o adultos (los niños no deben ser tratados como adultos en miniatura), y si son mujeres u hombres (las mujeres deportistas pueden ser susceptibles a los desordenes alimenticios, a la amenorrea y a la osteoporosis).





Para el alto rendimiento deportivo muchos de los factores necesitan ser altamente individualizados y pueden requerir su separación en áreas específicas tales como entrenamiento de la fuerza, flexibilidad, capacidad aeróbica, preparación mental, evaluación funcional, nutrición y capacidad técnica y táctica competitiva por medio de los cuales se mejore el rendimiento competitivo.





Individualización. La relevancia de la individualización del entrenamiento para optimizar el rendimiento deportivo se destaca en la teoría del entrenamiento y en la literatura por medio de la referencia a un número importante de “principios”, estos son:

1. Principio Principal. Sugiere que el entrenador debe tratar de ser un facilitador más que un director, la estrategia debe destacar los requerimientos idiosincrásicos de cada atleta.

2. Principio de la Consecuencia. Requiere que el entrenador considere los resultados posibles que puede provocar un programa de entrenamiento muy riguroso (ej: lesión, sobreentrenamiento, etc).

3. Principio de las Necesidades Individuales. Principios de dimensión socio psicológica con enfoques que respaldan la filosofía de entrenamiento centrada en el atleta

4. Principio de la Especialización. Refuerza la necesidad de que el entrenamiento refleje las demandas de un deporte y evento en particular, y el

5. Principio de la Construcción del Proceso de Entrenamiento.Establece que el entrenador debe dirigir y organizar las sesiones de entrenamiento de manera que los objetivos, métodos y contenido sean similares a los de la competencia.





Parece evidente para muchos entrenadores que cada atleta en su puesto es único y que debido a que los atletas tienen diferentes características fisiológicas, habilidades técnicas y tácticas, comportamientos psicológicos y estilos de vida el planeamiento de programas de entrenamiento individualizados parece esencial para cubrir las necesidades de las características individuales y para optimizar el desarrollo del rendimiento.





Estudios y Ejemplos. Savage et al produjeron datos de investigación que destacaron que todos los atletas son fisiológicamente únicos. Este investigador condujo un experimento con un grupo de nadadores universitarios americanos. Durante 75 días de entrenamiento intensivo se realizaron mediciones fisiológicas tales como el VO2máx, la frecuencia cardíaca, los niveles de ferritina y los niveles de lactato en reposo y post ejercicio. Se descubrió que, a pesar del hecho de que los programas de entrenamiento eran idénticos, los individuos que participaron de la investigación mostraron diferencias concomitantes en los perfiles fisiológicos y de rendimiento. Este autor concluyó que debido a la individualidad de las respuestas al entrenamiento, con el propósito de producir rendimientos óptimos es esencial aplicar programas de entrenamiento individualizados en base a las respuestas individuales al entrenamiento.





Algunos ejemplos de la práctica de la individualización también existen dentro de los deportes de equipo. McGowan et al ha reportado que se realizó cierta individualización en el entrenamiento del equipo olímpico de baloncesto femenino de los Estados Unidos de 2000. Este equipo que ganó la medalla de oro, había sido entrenado como grupo desde 1998 y habían entrenado aproximadamente unas 2500 horas (4 horas por día) para su preparación para la competencia olímpica. Aproximadamente 30 minutos diarios fueron destinados a programas de entrenamiento puramente individualizados para luego realizar 90 minutos de pequeñas prácticas grupales. Como este equipo gano la medalla de oro, se puede decir que esta práctica de individualización tuvo un efecto positivo.





De acuerdo con T. Bompa (2006) el entrenador debería analizar las capacidades de trabajo de los atletas y los rasgos de personalidad para determinar su tolerancia óptima al esfuerzo. Una vez que se conoce esto será posible planear las cargas óptimas de entrenamiento para cada atleta individual. Con este fin, el conocimiento de los factores que influencian la capacidad de trabajo de los atletas ayudará a los entrenadores a tomar las decisiones correctas con respecto a las cargas de entrenamiento. Los factores más importantes son los siguientes:

Tolerancia individual a las cargas de entrenamiento. Existe un límite fisiológico y anatómico de desarrollo que puede ser alcanzado con el entrenamiento, un factor que está determinado por la genética. Los atletas no están aptos con la misma habilidad para tolerar el entrenamiento. Además, los atletas de niveles de rendimiento similares con frecuencia difieren en sus cargas óptimas de entrenamiento. Por ejemplo, los nadadores Mark Spitz y John Kinsella (ambos con récords mundiales en estilo libre) son un ejemplo de este factor. Kinsella podía tolerar cargas de entrenamiento mucho más altas que Spitz pero no podía igualar el rendimiento de competición de Spitz.





Los factores genéticos y el perfil individual de aptitud física. Los atletas que tienen diferentes habilidades biomotoras (fuerza, velocidad, resistencia y coordinación) debido a factores genéticos varían en los perfiles fisiológicos. Los datos de 4 estudios les proporcionaron suficiente evidencia a Simoneau y Bouchard para concluir que la considerable variación en el rendimiento aeróbico entre los atletas puede ser atribuido, en gran extensión, a factores genéticos. Por ejemplo estos autores señalaron que: “los determinantes del rendimiento aeróbico tales como la proporción en los tipos de fibras y en la capacidad enzimática glucolítica de los músculos esqueléticos están influenciadas por factores genéticos, y que la variación en estas y otras características relevantes pueden ser en parte responsables de los altos y bajos rendimientos aeróbicos y en el potencial de entrenamiento”.

Los factores genéticos determinan, también, que ciertos atletas tengan un mayor potencial para la fuerza máxima en comparación con otros. Aquellos que tengan una mayor proporción de fibras de contracción rápida en sus músculos ganarán más a partir del entrenamiento de la fuerza que aquellos que tengan un mayor porcentaje de fibras lentas. Esto se debe a que las fibras rápidas crean mayores grados de tensión durante el entrenamiento de sobrecarga derivando en incrementos significativos en el tamaño muscular (Hipertrofia). Un hallazgo similar fue reportado en un experimento llevado a cabo por Esbjiornsson et al (1993) en donde se realizaron biopsias musculares. Se halló que el rendimiento anaeróbico estaba directamente correlacionado con la cantidad de fibras rápidas que había en los músculos. Cuando se planea un programa de entrenamiento para un deportista el entrenador debe conocer las fortalezas y debilidades del perfil atlético del deportista. En el caso de un deporte de equipo como el beisbol, baloncesto, voleibol o futbol esto llevará a encontrar muchas diferencias individuales, en donde algunos jugadores necesitan entrenar más la fuerza, otros más la velocidad y otros más la resistencia y la flexibilidad.





Edad cronológica y edad biológica. Esto tiene una gran implicancia sobre las cargas óptimas de entrenamiento. El crecimiento de los niños y los adolescentes puede ser dividido en tres etapas, pre puberal, pubertad y post pubertad. En cada etapa el joven atleta tendrá diferentes características fisiológicas, y por lo tanto, las cargas de entrenamiento deberán ser planificadas muy cuidadosamente en concordancia con el actual crecimiento del atleta. Es importante que los entrenadores reconozcan que la edad biológica es más relevante para la planificación de las cargas de entrenamiento en comparación con la edad cronológica. Ciertamente a partir de la post pubertad y hasta los 28 años de edad es aparente que los individuos pueden soportar mayores volúmenes e intensidades de entrenamiento en comparación con el período que va de los 29 a los 33 años. En un deporte de equipo es importante conocer que se debe diferenciar los programas de entrenamiento en términos de volumen e intensidad, de los jugadores de mayor experiencia en comparación con jugadores más jóvenes.





Recuperación del entrenamiento y de la competencia. El tiempo requerido para la recuperación de un estímulo de entrenamiento varia en gran medida entre los atletas, algunos de ellos requieren de mayores períodos que otros y esto puede con frecuencia ser experimentado por los atletas de mayor edad. Es muy importante que los entrenadores estén conscientes acerca de la capacidad de recuperación de cada uno de sus atletas de manera que cada uno pueda alcanzar la supercompensación. El ciclo compuesto por el estímulo de entrenamiento, la fatiga, la compensación y la supercompensación asegura que el atleta podrá mostrar mayores niveles de adaptación al entrenamiento y mayores niveles de homeostasis (Bompa 2006).





Estilo de Vida. Los atletas llevan diferentes y variados estilos de vida. Obviamente, cada una de las ocupaciones tendrá su propio nivel de estrés y los entrenadores necesitan estar conscientes de que el estilo de vida de sus atletas puede generar conflictos e incluso exacerbar el estrés causado por cargas rigurosas de entrenamiento. Los atletas no viven en una burbuja, sino que son susceptibles (como todos lo somos) a las presiones sociales. El estrés de la vida diaria puede variar de un día al otro y puede con frecuencia ser mayor en ciertas épocas del año. Cada atleta es un individuo con necesidades y preferencias únicas y se reconoce que los atletas que están felices con su estilo de vida tienen mayores posibilidades de éxito en la competición de alto rendimiento.





Conclusión. La individualización ha mostrado ser un concepto crítico en la planificación de un programa óptimo de entrenamiento para deportistas. Los deportistas son individuos únicos con diferentes características fisiológicas, tolerancias al ambiente y a las cargas de entrenamiento, tasas de recuperación a partir de un estímulo, estilos de vida, presiones sociales, rasgos psicológicos y objetivos y metas de entrenamiento. Esto se aplica a todos los deportes y a todas las edades. Consecuentemente, la adaptación del proceso de entrenamiento a las necesidades individuales de los deportistas y teniendo en cuenta la edad y la madurez, el grado de entrenamiento y la experiencia y nivel actual de destrezas, se puede asistir a los deportistas para que alcancen metas de rendimiento individuales desafiantes pero realistas.



Autor: Dr. Milton Pinedo Soriano.

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