lunes, 4 de julio de 2011

La lucha, el esfuerzo y la superación como vía para conseguir el éxito en el deporte

21kSomos caminantes con curiosidad en el conocimiento y en el desarrollo de nuestras competencias que tanto en el deporte como en otras áreas de la vida queremos conseguir nuestro desarrollo óptimo.
Tener éxito en el deporte de competición tiene muchas similitudes con tener éxito en la vida. Una de las cosas más importantes que hemos aprendido desde pequeños es que para que las cosas vayan bien hay que “saber estar”. Cada situación tiene unas características que la mayoría de las veces no son explícitas y que por lo tanto hemos de saber “leerlas”,  “captarlas” y actuar en consecuencia y ello se aprende en el curso del tiempo.
En el deporte de competición “saber leer” la situación es fundamental para “saber estar”. También sabemos desde pequeños que para conseguir las  cosas importantes hay que planificar, luchar y esforzarse y que es la continua lucha, esfuerzo y superación lo que nos permite conseguir el éxito en los diferentes contextos de la vida.
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En el deporte de competición, LA LUCHA, EL ESFUERZO Y LA SUPERACIÓN son las máximas del éxito de los deportistas y de los equipos de todos los niveles y particularmente se hace patente en la historia evolutiva de cada deportista que llega a triunfar en su deporte.
Voy a contar una historia de dos hermanas gemelas que jugaban al tenis desde muy pequeñas y que destacaban en su habilidad para este deporte. Los padres las apoyaban en su proceso de formación llevándolas a los mejores clubes, buscando los mejores entrenadores para que las niñas pudiesen llegar a ser jugadoras de elite. Ambas llevaban un progreso similar y desarrollaron un buen nivel de tenis consiguiendo resultados excelentes. Sin embargo, al entrar en la adolescencia la actitud en el entrenamiento y en los partidos empezó a cambiar. Elena tenía claro que para conseguir el éxito tenía que luchar y esforzarse en cada entrenamiento y en cada partido, mientras que María consideraba que tener éxito consistía en demostrar que era mejor que los demás, que podía hacerlo mejor que los otros y con menos esfuerzo. A Elena lo que le motivaba en el entrenamiento y en los partidos era conseguir “leer” cada vez mejor la situación y para ello seguía entrenando y desarrollando sus  habilidades técnicas, tácticas, físicas y psicológicas. A María lo que le motivaba era demostrar que iba “sobrada” y que estaba por encima de los otros sin esforzarse. Ambas trabajan en un equipo de competición en el que el staff está compuesto por entrenador, preparador físico, psicólogo, fisioterapeuta y medico. Elena se comprometía con cada parte de su entrenamiento y quería desarrollar su potencial al máximo. María solo quería en cada ocasión demostrar lo mucho que valía y que ello lo demostraba sin esforzarse.
Pasados los años María abandonó el tenis ya que empezó a ver que las demás le iban superando, jugadoras del mismo nivel iban alcanzando mejores resultados en los partidos y su puesto en la clasificación iba bajando. Abandonó el tenis porque este no era un contexto de logro en el que podía demostrar a los demás lo “buena” que era, mientras que Elena consiguió situarse en una buena posición en el ranking internacional, aprendió a “leer” la situación y a “saber estar”. 
La Teoría de las Metas de Logro (Nicholls, 1989) aplicada al contexto deportivo (Duda, 2001; Roberts, 2001) ha ofrecido un marco teórico que nos ayuda a entender estos procesos psicológicos que o bien favorecen el máximo desarrollo en los deportistas o bien lo merman. Los deportistas como Elena están altamente orientados a la Tarea y para ellos tener éxito consiste en progresar, en superarse y consideran que el éxito se consigue a través del esfuerzo. Sin embargo los deportistas como María están altamente orientados al Ego y para ellos el éxito se consigue demostrando que son mejor que los demás y sin esfuerzo. Los deportistas orientados a la Tarea, como Elena, desarrollan una motivación intrínseca (la practica deportiva es satisfactoria en si misma), mayor compromiso deportivo y menor ansiedad. Mientras que en los orientados al Ego, como María, su motivación es fundamentalmente  extrínseca (realizan la acción para conseguir algo a cambio) y experimentarán mayor ansiedad ya que el destacar o no de los demás no depende solo de ellos. Un deportista o un equipo pueden haber realizado una excelente competición pero sin embargo haber perdido porque el contrincante todavía lo ha hecho mejor. Perder no les gustará ni a unos ni a otros, sin embargo ante estas situaciones los orientados a la Tarea están satisfechos con el rendimiento obtenido y saben que han de seguir superándose, mientras que los orientados al Ego se sienten destrozados ya que su valía siempre está en función del resultado conseguido.Cuando los entrenadores quieren que sus deportistas consigan desarrollar al máximo sus potencialidades han de conseguir que estos se focalicen en el esfuerzo y en el progreso de su rendimiento, pero no en las estadísticas  y en los marcadores. Lo que han de pedirles a sus deportistas es que den lo mejor de ellos mismos en cada situación y que acepten el reto de la competición y no orientarles a que se empeñen en ganar a toda costa. Quizás con la filosofía de ganar a toda costa se consiga ganar ese día, pero cuando la filosofía del entrenamiento es  el progreso y la mejora, dar lo mejor de uno mismo, y lo mejor del equipo, entonces lo que se consigue es un mejor resultado de forma estable.
En las investigaciones realizadas en la Unidad de Investigación de Psicología del Deporte de la Universitat de València, para estudiar las relaciones entre el tipo de motivación de los deportistas (orientación a la Tarea y orientación al Ego), la forma en la que el entrenador motiva a sus deportistas (Clima Tarea y Clima Ego) y el rendimiento, tanto individual como de equipo, hemos encontrado que tanto en los deportes individuales (tenis) como en los de equipo (balonmano y fútbol) cuando los entrenadores crean un Clima Tarea los deportistas informan de mayor rendimiento individual y del equipo. En definitiva que cuando lo que valora el entrenador es el esfuerzo, progresar en cada partido y en cada entrenamiento, que se apoyen los miembros del equipo entre si en el aprendizaje y en el rendimiento, y que además todos sepan que cada deportista contribuye significativamente en el equipo, los deportistas perciben que a lo largo de una temporada han conseguido mejorar a nivel técnico, táctico, físico y psicológico, así como en su nivel de juego general y en su clasificación (Balaguer, Duda, & Crespo, 1999; Balaguer, Duda,  Atienza, &  Mayo, 2002; Castillo, Álvarez, Valcárcel,&  Balaguer, 2007).
Puesto que la investigación nos ha informado que los Climas de implicación en la Tarea creados por los entrenadores son los que favorecen el rendimiento y la satisfacción de los deportistas, desde la psicología del deporte se han realizado algunos programas de intervención que permiten analizar las dimensiones motivacionales de la interacción entre los deportistas (equipo) y el entrenador para potenciar el desarrollo óptimo de los deportistas (Balaguer, 2007). Estos programas dirigidos a la formación de entrenadores de fútbol base les permite a los entrenadores conocer cuales son las características psicológicas de su interacción que podrían mejorar para favorecer el rendimiento y bienestar de sus jugadores.
Un entrenador que compartiese la filosofía de base que guía la formación de climas motivacionales de implicación en la Tarea les hablaría de esta manera a sus deportistas antes de empezar la competición: “Cuando el partido termine, quiero tu cabeza alta – y se que el único camino que lleva a que tu cabeza esté alta – es que tú sepas que has dado lo mejor de ti mismo. Esto significa que lo hagas lo mejor que puedas. Nadie podría dar más. Quiero que al finalizar tengas la sensación que has hecho ese esfuerzo” (John Wooden – entrenador americano de basketball).
Fuete:Bichillo, Sabercompetir.com

1 comentario:

  1. Que buena entrada es justo lo que estaba buscando en este tipo de blogs, enhorabuena sigue así.

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