Patagonia (Foto: Iñigo Mujika)
¿Cómo llegan los deportistas de élite a ser deportistas de élite? ¿Nacen con las cualidades necesarias para llegar a lo más alto? ¿Cuál es el camino que siguen? Aquí tenéis un editorial sobre este tema que publiqué hace algún tiempo en el International Journal of Sports Physiology and Performance:
“La literatura de la ciencia del deporte que se ocupa del asunto del desarrollo de los deportistas para alcanzar el rendimiento de élite ha estado dominada por la clásica dicotomía entre la dotación genética del deportista (es decir, su naturaleza) y las influencias ambientales (es decir, lo adquirido). En este contexto la investigación ha establecido claramente que diversas características fisiológicas asociadas al éxito en deportes y eventos atléticos específicos tienen una fuerte influencia genética. Además, también se ha demostrado que la respuesta a un programa de entrenamiento determinado está en gran medida determinada genéticamente.
En vista de semejante evidencia, sería ingenuo asumir una tesis de tabla rasa en el contexto del desarrollo de la pericia deportiva. A pesar de todo, está bien establecido que los factores ambientales juegan un papel importante en el desarrollo del deportista de élite. De hecho, una reciente teoría conductiva de las competencias psicosociales y condiciones ambientales asociadas con el éxito en el fútbol adolescente indica que la disciplina, la resiliencia, el compromiso y el apoyo social son necesarios para tener éxito en un deporte tan competitivo como el fútbol profesional. Algunos genetistas argumentan, por supuesto, que estas características psicológicas también tienen una base genética. Sin embargo, el más importante de todos los factores ambientales asociados con la pericia deportiva es sin duda el entrenamiento y la práctica. A este respecto, distintos grupos de investigadores se inclinan por dos aproximaciones al desarrollo de talentos considerablemente distintas: el marco de la práctica deliberada, caracterizado por la especialización temprana y la exposición repetida y extensiva a la tarea para desarrollar las habilidades necesarias para un rendimiento exitoso, y el modelo de desarrollo basado en la participación deportiva, que apoya la noción de que la diversificación temprana en la participación deportiva y grandes cantidades de juego deliberado (en oposición a la práctica deliberada) son buenos predictores del logro deportivo de élite.
Aunque la especialización tardía asociada al modelo de desarrollo basado en la participación deportiva puede llevar a la excelencia deportiva en algunos casos, hay pocas dudas de que la especialización temprana y la práctica deliberada en un deporte determinado son en general el camino preferido hacia el rendimiento de élite. En efecto, la relación entre la participación en la práctica deliberada durante largos periodos de tiempo y el rendimiento de élite está ya bien establecida por los científicos del deporte. Un ejemplo popular reciente es el de el británico Tom Daley, que a los 13 años se convirtió en el medallista de oro más joven de Gran Bretaña al ganar la plataforma de 10 m masculina en el Campeonato de Europa de Eindhoven en marzo de 2008, además de clasificarse para competir en las Olimpiadas de Pekín 2008. También es bien conocido el caso del futbolista del F.C. Barcelona Bojan Krkic, que ha batido todos los récords posibles marcando goles en las categorías inferiores y es ya una estrella en ciernes en la súper profesionalizada y súper competitiva Liga de Campeones Europea.
La exposición extensiva a la práctica provoca adaptaciones a las exigencias físicas, fisiológicas y psicológicas específicas del deporte. Además, también se desarrollan las habilidades perceptivo-cognitivas que discriminan entre participantes de élite y no de élite. Estas incluyen utilización avanzada de señales, reconocimiento de patrones, comportamientos de rastreo visual, valoración de probabilidades situacionales y toma de decisiones estratégicas. Por otra parte, algunos expertos argumentan que la especialización temprana puede tener costosas consecuencias en términos de lesiones, índice de abandono y participación de por vida en el deporte como actividad recreativa y de promoción de la salud. Las interacciones entre la práctica deliberada, el crecimiento y la maduración, las características fisiológicas y los logros deportivos posteriores ofrecen áreas de investigación prometedoras.
Tanto el determinismo genético como el ambiental son respuestas reduccionistas al complejo asunto del logro del rendimiento deportivo de elite. En su excelente libro de 2003 Nature via Nurture, Matt Ridley argumenta brillantemente que, lejos de ser alternativas mutuamente excluyentes, lo innato y lo adquirido trabajan el uno a través del otro, en un bucle retroactivo constante que es responsable de las asombrosas complejidades de la vida. Este podría ser perfectamente el modelo mediante el que se alcanza el rendimiento deportivo de elite.”
Referencia
MUJIKA, I. Which way to the top? International Journal of Sports Physiology and Performance 3: 249-250, 2008.
Fuente:inigomujika.com