Por Jeff Galloway.
Miembro del Advisory Staff de Mizuno, exmiembro del equipo Olímpico de Estados Unidos.

Yo comencé a correr cuando tenía 13 años.  Fui inmediatamente intoxicado con el entusiasmo del principiante: la especial emoción del esfuerzo y el ejercicio, y la sensación de que mi cuerpo tenía gran capacidad.  Por supuesto, trate de usar toda mi joven pero no entrenada energía muscular e esa primera carrera y después tuve que cojear por una semana, por el dolor al moverme.
Pero una vez el dolor disminuyó estaba allí afuera, corriendo otra vez. Estaba enganchado.  Como en cualquier arte o destreza, hay varias etapas de participación, competencia y el solo hecho de disfrutar o hobbie.  Ahora que he corrido por más de 40 años, y he dedicado bastante tiempo ayudando a otros a incorporar el correr en sus vidas, he visto un patrón de evolución similar en casi todos los corredores.
El progreso es un proceso en el cual uno llega a balancear el aprender y el madurar, al ir adquiriendo conocimiento en uno mismo.  Cuando tu carrera se desarrolla tranquilamente o suavemente, una etapa lleva lógicamente a la siguiente.  Pero el verdadero crecimiento en correr ocurre cuando uno se jala afuera de las depresiones motivacionales, cuando uno aprende de sus errores, cuando prueba unas cuantas cosas nuevas, y de repente se encuentra uno viendo el correr en una manera diferente.
Solamente pocos corredores buscan el oro Olímpico, pero cualquier puede terminar una carrera sitiándose como un campeón.  Mientras usted tal vez no va a recorrer todas las 5 etapas, con entender las experiencias que son posibles en el camino, le va a ayudar a minimizar las dificultades y maximizar los beneficios de su carrera en el futuro. 
EL PRINCIPIANTE
Primera Etapa – Dando el Primer Paso
Todo comienzo es difícil.  Estás allí, postrado a punto de empezar algo completamente nuevo, todavía hay distracciones, inclusive críticas, que causan desvíos y callejones sin salida.  Tú quieres estar más saludable y en forma, pero tú no has realizado lo seguro que te has convertido en un mundo inactivo.  Cada vez que tú sales a correr te encuentras con un nuevo lado tuyo –uno que de alguna manera debes integrar a tu rutina diaria.
Casi siempre hay una lucha dentro y fuera.  Tu vieja forma de vida te ofrece seguridad.  Mientras la energía de “comenzar” te la gasta, es más difícil de motivarte para salir a correr a diario.  Vas a encarar muchos obstáculos al principio.  Es muy fácil parar cuando hay mal clima, o cuando sientes adolorimiento muscular.  Antes no tenías que lidiar con esto y la tentación de renunciar es fuerte.
Otro aspecto por el cual tu carrera puede estar amenazada, son tus amigos menos activos.  Si titubeas, tu viejo mundo –cómodo en muchas formas— te esta esperando para que regreses.  Si tienes la suerte de hacer nuevos amigos que comparten metas similares (incorporándote a un grupo de correr, por ejemplo), probablemente vas a encontrar refugio en el mundo deportivo mientras obtienes tu “seguridad al correr”.
El apoyo social hace más fácil establecer un hábito de condición física.  Puedes buscar un grupo que se junta regularmente, o puedes hacer un trato con un amigo para que te motive y te saque a correr en días malos y viceversa. 
A veces, tal vez no progresas tan rápido como esperas.  Las personas somos usualmente hiperactivas e impacientes.  Queremos resultados.  Cuando empiezas, quieres ver beneficios físicos y psicológicos.  Pero si presionas muy fuerte, puedes cansarte y terminar renunciando por frustración.
Las “semillas” del ejercicio –si no las aplastas— van  a sobrevivir períodos de humedad y sequía.  Cuando parecen que se están secando, van a regresar a la vida, rejuvenecidas  y te van a propulsar en tu camino.  No te desanimes, inclusive si has parado de correr.  Mañana es otro día.  Muchos principiantes paran y comienzan de nuevo 15 o 20 veces antes de que lleguen a adquirir el hábito.
Los principiantes que no se presionan a sí mismos, parecen quedarse el hábito más tiempo.  Si tú simplemente caminas o trotas de 30 a 40 minutos regularmente, vas a encontrarte gentilmente llevado por un patrón de relajación y buen sentimiento.  Tu entrenamiento empieza a convertirse en un tiempo especial para ti.
Mientras vas progresando vas a encontrar dentro de ti la fuerza y seguridad de continuar.  Al principio estas “solo de visita” en ese mundo especial cuando sales a correr.  Pero gradualmente  comienzas a cambiar.  Te acostumbras a ese sentimiento positivo y relajado.  Tu cuerpo empieza a limpiarse por sí mismo, estableciendo tonificación muscular, circulando sangre y oxígeno mejor.   Cuando extrañas correr, cuando tienes el día libre, estas comenzando a convertirte en adicto.  Aquí es cuando el principiante se convierte en jogger.
EL JOGGER
Segunda Etapa – Entrando al Mundo Nuevo
El jogger se siente seguro corriendo.  Puede ser difícil empezar la carrera de cada día, pero a diferencia del principiante, te puedes identificar con los que realmente son adictos.  Puedes ser intimidado por los corredores que alcanzan metas grandes –competidores y maratonistas—pero tu has empezado a comprender los beneficios de la condición física y has hecho un avance significativo con el mundo viejo, no-saludable.  Las salidas a correr del jogger son satisfactorias en sí mismas.  Casi siempre hay un brillo al final de cada salida a correr, una recompensa por el esfuerzo.  Si no sales un día a correr, te puedes sentir culpable –una experiencia extraña para el principiante.  Los principiantes se quejan a menudo que se aburren mientras corren, pero los joggers se dan cuenta que este problema va disminuyendo y después desaparece mientras aumentan sus distancias.
Es raro que un jogger tenga un plan o una meta.  La mayoría corren como una diversión saludable y no sienten la necesidad de adquirir algo más de eso.  Solo salen cuando pueden y hacen lo que pueden.  Los que sí sienten que necesitan un plan, regularmente piensan que no saben lo suficiente para preparar uno.  Pueden tomar un par de tips de un amigo corredor con más experiencia o ideas de una revista de correr.  Desafortunadamente esto termina en frustración o lesión porque estos planes no son basados en las habilidades y metas individuales de un jogger. 
Al principio probablemente necesites a un grupo o al menos a otra persona por motivación y dirección.  Como un jogger eres un poco más independiente.  Prefieres compañía a correr solo, pero escogerás  tu grupo con cuidado.  La mayoría de principiantes buscan anonimato entre un grupo, mientras a los joggers la mayoría de veces les gusta la identificación con un grupo. 
Como principiante has participado en pocas salidas a correr o en alguna carrera ocasional.  Por el contrario los joggers, marcan en su calendario las carreras de 10 kms locales.  Estas son piedras motivacionales para mantenerse en las salidas a correr diarias.  De vez en cuando va a haber una carrera mayor en el calendario de un jogger.  Aunque no estés corriendo competitivamente o para mejorar tu tiempo, comienzas a desarrollar un sentimiento de competencia.  Uniendo una serie de de experiencias gratificantes y no peligrosas, empiezas la transición a un estilo de vida de mayor condición física.
Siempre hay condiciones –una lesión, un largo período de mal clima, un compañero que abandona— esto puede hacer que pares de correr y te fuerza a empezar como principiante.  Cuando la gran carrera del año se acaba, puede que pierdas la motivación de continuar.  Un jogger puede que deje de correr por completo, pero usualmente va a empezar otra vez después de un descanso prolongado.
EL COMPETIDOR
Tercera Etapa – Cuando la Competencia es la Fuerza Principal
Existe una racha competitiva, algunas veces escondida, en todos nosotros.  Dentro de los que continúan corriendo por dos o más años, aproximadamente el 30% siente alguno de estos deseos.  Si se mantiene bajo control, el empuje competitivo puede se un gran motivador, estimulándote a entrenar bien y a exigirte a ti mismo más de lo que lo has hecho otras veces.  Desafortunadamente, muchos competidores dan una más alta prioridad a los tiempos, los premios y los derechos de presumir, perdiendo la noción de todos los demás beneficios de correr. 
Te conviertes en un competidor cuando comienzas a planear tus metas de correr.  Todo comienza lo suficientemente inocente.  Después de un par de carreras te empiezas a preguntar que tan rápido puedes correr si realmente entrenas.  Antes de que te des cuenta, estás atrapado en una lucha compulsiva de correr más rápido a cuestas de disfrutar de correr.
No todos los joggers entran a esta etapa.  Muchos simplemente se quedan como joggers, mientras unos pocos pasan directamente a la etapa del “corredor”.  Si te encuentras convirtiéndote obsesivo con la competencia, de cualquier forma, acá hay unas cosas que puedes esperar:
Inicialmente el espíritu competitivo es excitante y gratificante.  Estas corriendo más rápido por incrementar tu entrenamiento.  Lees todo lo posible en entrenamiento, estiramientos, nutrición, etc., y te conviertes en mas o menos un experto en cada cosa.  Siempre hay nuevas técnicas de entrenamiento para probar y tú las pruebas. (Sólo que después te das cuenta que varias son contradictorias.)

Pero mientras la energía competitiva crece, empiezas a sentirte inseguro.  Ya no valoras tus salidas diarias a correr por su propio valor, en vez solo piensas en como te van a preparar para carreras y mejorar tus tiempos.  Perder una salida a correr parece como condenar tus carreras.  Casi puedes sentir la grasa depositarse en tu cuerpo y ver que los segundos que has trabajado tan duro en bajar contar de regreso en el cronómetro.  Cuando escuchas de un entrenamiento que un tu amigo ha realizado antes de alcanzar un record personal, tienes que igualarlo o morir intentándolo.
Ocasionalmente correrás solo, pero frecuentemente buscarás grupos pequeños para entrenar de mejores corredores y te darás cuenta que estás haciendo cada salida a correr una carrera; apresurarás el paso a la “victoria” o harás que otros consigan el suyo.  De la misma forma, cada carrera se convierte en un reto a un nuevo record personal.  Puede que comiences a escoger participar en carreras  para soltarte en el terreno y por falta de competencias de calidad.  A cierto punto, estás entrenando tan fuerte durante la semana  que no tienes recuperación muscular o voluntad para ir más rápido en las carreras.  Tus tiempos son más lentos y tu motivación comienza a decaer.
Una vez el espíritu competitivo te domina, tiendes a perder la realidad de tus limitaciones, y confundes la fatiga como pérdida de motivación.  Al decidir romper esta debilidad mental, aparece una lógica extraña: Si el incremento pequeño en distancia trajo una mejoría pequeña, probarás un incremento grande en la distancia para obtener una mejoría grande.  Aunque has leído muchas veces acerca de la necesitad del descanso, sientes que tu eres un caso especial—tu no necesitas tanto tiempo de recuperación como otros mortales.  Por semanas te puedes sentir cansado la mayoría del tiempo, y de la misma forma tienes dificultad de dormir en la noche.  Te conviertes irritable y le haces la vida difícil a tu familia y amigos.  Finalmente te presionas mucho y te lesionas, te enfermas o fatigas, y una de dos, no puedes o no quieres correr.
En este punto te puedes sentir traicionado por tu cuerpo.  Aquí estas tratando de moldearlo a la grandeza y no va a responder.  Ya no miras el desarrollo que has obtenido durante los últimos meses o año y solo visualizas que tu condición física se esta debilitando, tus metas se están resbalando por el tragante.  Pensar que tu cuerpo se está burlando de ti (o que un descanso por lesión es una señal de debilidad) empiezas a entrenar de nuevo demasiado pronto.  Tratar de correr a través de los problemas, lo único que hace es empeorarlos y te lleva a nuevas lesiones, y pierdes toda carrera por las cuales te has esforzado tanto.  Los competidores toman descansos prolongados—porque las lesiones los fuerzan a hacerlo.
Aún, cuando la frustración ha pasado (y has ganado de vuelta esas libras de más) probablemente comiences a correr de nuevo.  Se espera que hayas aprendido la lección.  Te “reciclarás” y trabajaras para subir tu condición de nuevo.  Cuando pones dentro de tu perspectiva la competencia, pasarás a la etapa de “atleta”, o hasta “corredor”.  Los competidores que avanzan directamente al placer de la categoría del corredor piensan con frecuencia que las metas de tiempos, trofeos, y las recompensas son solamente para el ego.  Esta bien disfrutar de ellas, en su lugar.  Pero no dejes que el ego te arruine la satisfacción y la actitud positiva obtenida de correr a cualquier  paso—inclusive uno muy lento. 
Existen unas lecciones muy positivas para aprender de la competir, y afortunadamente no todos los competidores tienen que llegar a esos extremos para aprenderlas.  Esforzarse en una carrera con todo y cansancio e incomodidad para lograr un record personal no es solamente satisfactorio, sino que también te da una idea de que puedes hacer en otras áreas de tu vida.  Fortalezas que nunca hemos usado están enterradas en cada uno de nosotros.  Retarnos a nuestros límites a través de la competencia ayuda a estas a desenterrarse.  La competencia puede ser una misión de búsqueda que nos permite encontrar nuestros recursos internos.  Al mismo tiempo, experimentar frustración y dolor puede ayudarnos a realizar nuestras limitaciones.  Pero luchando descubrimos uno poco más de la persona que llevamos dentro, y aprendemos de nuestros errores y pasamos a otros niveles. 
EL ATLETA
Cuarta Etapa – Ser lo Mejor Que Puedes Ser
Como atleta, encontrarás más significado en el camino de desempeñar tu potencial, que en coleccionar compulsivamente tiempos y trofeos.  Al fin tienes bajo control la competencia, y no es la única motivación.  Ser un atleta es un estado mental que no es marginado por la edad, desempeño o lugar en el paquete de correr.
Para un competidor, la victoria y la derrota están amarradas al desempeño o actuación.  Los tiempos, recorridos planos, las condiciones ideales son todas importantes.  Para el atleta, la victoria se basa en lacalidad del esfuerzo.  Cuando corres cerca de tu potencial en cualquier día, es una victoria.  Profundizas
 la competencia y le das significado, sabiendo tus limites y capacidades.  Entiendes lo que es importante y lo que debes hacer para lograrlo.  Mientras compites, respiras en la carrera, lo vaporizas, absorbes lo que necesitas y exhalas el resto.   Correr se convierte en tu propia pieza de arte y produces la mejor expresión que puedas, en ese día. 
Los competidores buscan carreras que pueden ganar.  Los atletas buscan las competencias que pueden sacar lo mejor de ellos, ganen o pierdan.  No intentan un mejor ranking o una mejor actuación (de un recorrido plano o rápido, etc.), buscan una carrera desafiante que se corra en la mejor manera posible—de adentro hacia fuera—y no casualmente son premiados al largo plazo por mejores tiempos en todos los niveles de actuación.   Los atletas son pocos dentro del espectro de los corredores.  Usualmente escogen carreras pequeñas en vez de grandes eventos cubiertos por los medios, porque no quieren sentirse perdidos en le océano de la humanidad.
Un progreso gradual es más importante en un atleta que un tiempo rápido en cualquier carrera.  Ahora tienes un concepto interno de lo que puedes hacer.  Cuando el progreso se vuelve lento o se bloquea, lo modificas.  Co cada corrida, tu computadora de entrenamiento interna se alimenta con buena información que procesa diversas posibilidades.  Sabes cuando no prestar atención a una mala corrida y no deprimirte.
Aunque alguna vez fuiste un competidor que leías todo y tratabas casi todo, como atleta ahora lees solo lo que tiene un valor práctico.  Tu lectura esta amarrada a un plan general.  Ya no pruebas los tips, consejos y trucos de todos, como dulces de un jarrón.
La planificación es importante.  Aunque eres flexible, te fijas metas y carreras con 6 o 9 meses de anticipación.  El atleta es capaz de una reevaluación continua, y puede cambiar sus metas cada semana.  La planificación no siempre esta escrita; algunos atletas están tan en sintonía con su cuerpo que pueden trabajar desde un cuaderno  mental.  Ya sea que tu plan esté escrito o “programado” tú sabes a donde te diriges.  Tal vez no sabes el vehículo exacto que vas a tomar, pero sabes que llegarás a tu destino. 
Como otros humanos, los atletas no son perfectamente consistentes.  Algunas veces puede que retrocedas y te conviertas en un competidor.  Después de una serie de éxitos, pude que te no te satisfagas con tus actuaciones que se quedan cortas con tus metas.  En vez de evaluar, analizar y reajustar, te puedes quedar en el mal día, la depresión, o en la pobre actuación, y sentir una sensación de fracaso.
Los grandes atletas en cualquier nivel realizan que el “éxito” esta en el ojo del intérprete.  Puede que haya éxito en cada experiencia.  Si buscas el aspecto positivo de cada experiencia puedes atar una serie de victorias internas que forman un patrón de progreso. 
Algunos atletas alcanzan un nivel de logros o satisfacciones y se retiran de la competencia; pocos renuncian a correr por completo.  La mayoría escogen un menor nivel de actividad competitiva, otros mantienen un nivel justamente alto.  Muchos continúan creciendo y se trasladan a la etapa final y más remunerada, el corredor.
EL CORREDOR
Quinta Etapa—La Mejor de Todas las Etapas
La última etapa del viaje de correr mezcla los mejores elementos de las previas etapas.  El corredor balancea los elementos de la condición física, la competencia, el entrenamiento y la vida social y mezcla el correr con el resto des u vida.  Puede que haya momentos que el corredor regresa a etapas previas—la gente madura en cualquier campo tiene este problema—pero estos solo son momentos pasajeros que se asimilan en toda la armonía.  El corredor es una persona feliz.
Como un corredor, el enfoque primordial de tu vida no es correr.  Puede que sea la familia, los amigos, el trabajo, y regularmente una mezcla de varias cosas.  Correr ahora es una parte natural de tu programa diaria—como comer, dormir o hablar.  Sabes que veas a  salir a correr a diario, aunque no sepas cuando.  Cuando no sales a correr un día, no esta en agonía.  De hecho, no pierdes muchos idas durante el año, porque solamente te sientes mejor durante y después de correr.
Si los científicos anuncian mañana que correr es dañino, leerias el periódico con interes y después saldrías a correr.  Sabes lo efectos positivos del ejercicio, pero solamente eso no es lo que te mantiene corriendo afuera.  Obtiendes tanta satisfacción de la experiencia propia, que correr se ha convertido una parte necesaria y estable de tu forma de vida activa. 
Como un corredor, disfrutarás el compañerismo de correr con otros, pero la mayoría de veces que saldrás a correr van a ser solo.  Aprecias la paz y la autorreflexión que te da correr solo, más que en las etapas previas.
Gran satisfacción viene de ser capaz de moldear tu cuerpo a lo que es capaz de hacer.  Disfrutas el arte de combinar las cantidades justas de fuerza, resistencia, forma y desempeño en tu entrenamiento.  Una carrera puede ser el turrón de un pastel, la oportunidad de sacar desde lo profundo tu fuerza escondida.  Una vez tienes esta idea en tu cabeza, la alegría no se basa en la carrera, pero en correr.
Aunque puedes planear una competencia ocasional con el mismo cuidado que un competidor, no con la misma obsesiva intensidad.  La carrera no es sagrada.  Si se asoman problemas o estrés, siempre habrá otras carreras.
Ocasionalmente  el corredor se lesiona.  Esto es frecuentemente por regresar a alguna de las etapas previas en una carrera o entrenamiento.  Ahora—con experiencia—sabrás la diferencia entre un dolor común y un problema, y pararás a la primera señal.  Sacrificarás entrenamientos, carreras y metas de tiempo para sanar la lesión y recuperarte y después regresar a tu 100% lo más pronto posible.
Como corredor experimentas el placer de cada etapa y retienes lo mejor de cada una.  Puedes revivir la emoción del principiante en descubrimientos, apreciar el balance de condición física y entusiasmo del coger, compartir la ambición del competidor, y hacer tuya la demanda de un atleta.  Al tener consolidado y balanceado todas las etapas, puedes disfrutar los aspectos creativos y positivos de cada una y dejarlos enriquecer tu vida de correr.