viernes, 29 de junio de 2012

El corredor de Fondo, sus pensamientos, su psicología, su vida.




Por Marcela Pensa.

Prof. Ed. Fisica, Neurofisiologa, Maratonista.
” La soledad es la única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos “

La superación personal es el principal objetivo del atleta, dentro de la competencia del maratón.
Participar de esta dura prueba, es quizás una de las más valiosas oportunidades de conocerse personalmente, desde el punto de vista físico y también desde el punto de vista emocional.
Hay que trabajar sobre las capacidades psicológicas y emocionales de cada corredor, pues significa una valiosa oportunidad de desarrollar factores de automotivación constantes que posteriormente pueden ser determinantes en el desarrollo de una competencia de fondo.
El deportista en general y el corredor de fondo en particular se plantean continuamente objetivos a alcanzar; esto hace que de una forma natural estén creando pequeños o grandes proyectos deportivos que le crean un estado de ánimo, activación e ilusión que son absolutamente necesarios para el ser humano.
Fijémonos en una persona deprimida: su visión de la vida está deformada, de forma que todo lo ve de una forma negativa; esto es en parte debido a que sus proyectos se agotaron, no se dirige a ningún sitio, su ilusión por las pequeñas metas cotidianas se esfumó.
Los deportistas vivimos dentro de una rutina psicofísica, a veces muy exigente, que nos hace que constantemente debamos marcarnos nuevas metas. Si la temporada acabó y se descansa durante algún tiempo, inmediatamente surgen de forma espontánea las metas más cercanas: poner a punto la preparación aeróbica y anaeróbica, cuadrar nuestro tiempo de entrenamiento con el que tenemos que dedicar a nuestras otras obligaciones, la planificación de nuestras primeras carreras de la temporada y el entreno específico para cada una de ellas… De forma que, como vemos, el encadenamiento de metas en el deportista es continúo.
La importancia de esto es enorme para el equilibrio emocional del ser humano ya que necesitamos para poder experimentar sensaciones de bienestar el que en nuestro haber podamos contabilizar, de forma continuada, esas pequeñas y a veces grandes ilusiones que nos hacen considerarnos como personas felices. Es por esto por lo que creo que los deportistas, cualquiera que sea nuestro nivel, somos unos privilegiados; ya que accedemos de forma sistemática a una fuente inagotable de ilusión.
Es bueno que seamos conscientes de este tipo de cosas ya que, en las ocasiones en las que nuestro ánimo decae por distintas circunstancias vitales, difíciles y también absolutamente normales (como enfermedades, lesiones, problemas familiares…) es cuando deberemos agarrarnos con más fuerza a nuestras ilusiones deportivas.
En cierta ocasión a muchas personas les sucede, que atraviesan por distintas dificultades y la preparación para un maratón los hace seguir, muchas veces los entrenamientos y tener objetivos nos saca de los problemas o al menos a los mismos los tomamos de otra manera.
No pongo en duda que los no deportistas pueden tener otras fuentes inagotables de ilusiones personales, lo que digo es que los atletas tenemos además de las que puedan tener ellos las referidas a nuestra práctica deportiva. Otro de los motivos que ese establecimiento continuado de metas y submetas sea tan positivo para nosotros es que, además de la ilusión generada que ya hemos mencionado, cada vez que uno de nosotros llega y cumple el objetivo marcado esto es percibido como una superación personal, esto hace que nuestro autoconcepto crezca y a la vez lo que es llamado nuestra autoestima (el grado con que cada uno se “quiere” a sí mismo). Por tanto, podríamos decir que el deporte, como práctica continuada y practicado de forma adecuada, racional y programada ayuda a eso que los psicólogos llaman el proceso de crecimiento personal, que no es otra cosa que el sentirse, vivenciarse o experimentarse como en continuo cambio personal positivo, esto es tener la impresión que somos mejores personas que ayer. Quiero matizar que no sólo se crece personalmente con los éxitos personales, ya sean deportivos o no, sino también con los fracasos, siempre que veamos en estos una buena ocasión para aprender de los errores que nos han llevado a ellos, esto es una reflexión adecuada de todo lo que ha influido en nuestro resultado.
Debemos ser conscientes de que ilusionarnos con nuestras metas deportivas es una buena forma de crecimiento personal y de elevar nuestra autoestima por un lado y de aprender de nuestros errores por otro. Tengan la seguridad de que el deporte nos ayuda a mantener nuestro equilibrio y salud psicológica.
Nuestra vida deportiva sería como un maratón en el cual hubiera infinidad de metas volantes, lo importante no es por tanto llegar sino ir en camino hacia la próxima.

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