lunes, 31 de agosto de 2009

Buenas razones para repasar la "lesión" con atención






Hace unos días, cayó en mis manos, de manera casual, la imagen que abre la entrada de hoy. Y lo cierto es que, nada más verla de un vistazo, creí que se trataba de una simulación de todas las zonas del cuerpo, que antes, durante y tras la carrera, acaban provocando dolor en el corredor. (Una observación más detenida me hizo caer en la cuenta de que en realidad se trata de ejercicios de estiramiento, que tampoco están exentos de dicho dolor)



Y es que como bien sabéis, estoy tratando de retomar la forma física perdida, por los excesos gastroenólicos de los últimos meses, unidos al sedentarismo que en cuanto uno se descuida, acaba presidiendo nuestras vidas.



Si correr ya de por sí supone un esfuerzo considerable, que acaba sometiendo al organismo a padecimientos físicos, que el resto de mortales no corredores, no acaba a alcanzar, la idea de "comenzar de nuevo" todo el proceso de entrenar, hace que te plantees la opción de salir a la calle, con anestesia general.



Por hacer un breve recorrido anatómico, de las zonas del organismo expuestas al dolor, podemos comenzar por los pies, que desde uñas moradas por el derrame, hasta arrancadas literalmente, abren un universo de "placeres sado-masoquistas del corredor de fondo".



A continuación pasamos al talón, como el de nuestro Aquiles particular (prodigio de desorden anatómico de la caprichosa naturaleza, que realizó fracasados ensayos con sus talones) para ir surcando la planta del pié con nuestra querida, y a menudo eterna fascitis.



Iremos ascendiendo por el tobillo, no sin antes recordar sus torceduras y daños tendinosos en el Aquiles, hasta llegar vía espinillas, gemelos y soleos, emboscados siempre a la espera de "cazar desprevenido" al Compae Flores.



Y, por fin, llegamos a mis odiadas rodillas, impenitentes compañeras en el dolor pre, durante y post ejercicio. Tienen la particularidad de ser capaces de provocar dolor y malestar en su parte interna y externa, delantera y trasera, y por supuesto lateralmente.....¡¡vamos, unas joyas!!



Antes de alcanzar las caderas, que no solo sirven para emplazar las cartucheras de las mujeres, sino que pueden dejar en la estacada al implacable Daniel, pasamos por los cuádriceps y bíceps femorales, siempre cargados y siempre pendientes de estirarlos lo suficiente.



Ya estamos en el tronco y aquí se despliega toda una pléyade de dolores, desde el popular flato en uno, otro o ambos costados, hasta los retortijones de intestinos (a veces clamando por vaciarse, luchando implacables contra los esfínteres y apoyados por la fuerza de gravedad.....¡¡Gracias Newton!!), dolor de estómago, acidez,etc.



Hasta llegar a los hombros, cuna de algunos dolores por sobrecarga, tenemos la columna vertebral, capaz de producir dolor a todo lo largo y ancho de sus 75 cm, tanto de pié como sentados o tumbados, en reposo o en movimiento, ascendiendo o descendiendo pendientes.



Así que despues de este somero repaso, de todo aquellos puntos donde os puede doler y, con seguridad, os dolerán cuando os echeis a esos caminos de Dios a quemar "alpargata", os dejo para darme mi dosis de analgésico por vía tópica así como oral.



Tan solo espero no haber provocado en vosotros, con este alegato del deporte como forma de vida sado-masoquista, un terrible "DOLOR DE CABEZA", que solo faltaría eso.



Saludos!!

Fuente: Grupo deportivo "Las Verdes"

1 comentario:

  1. Hola David, tu has visto los puntos rojos de la imagen y has dicho, eso tiene que doler ¿no?...

    A todos nos duele uno de los puntos que has dicho, pero eso tambien es parte de este deporte, hay que saber esquivar las lesiones y si alguna te pilla, pues la tienes que liquidar.

    Suerte en tu vuelta al entreno..

    Un saludo
    Quique

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