viernes, 19 de noviembre de 2010

A cada deporte una contextura


Tener el cuerpo adecuado para un deporte en particular puede representar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
 Analizamos cómo la constitución de los atletas afecta su desempeño. Vivienne Parry



Los mejores maratonistas tienden a ser esbeltos y livianos, los nadadores estrellas suelen ser cosas larguiruchas con grandes pies, y los levantadores de pesas ganadores de medalla de oro son bloques sólidos de músculos con piernas y brazos cortos. Entonces, ¿la estructura corporal y la manera en que trabaja el cuerpo hace que una persona tenga mejores condiciones para un deporte en particular, o el cuerpo desarrolla una cierta forma debido al deporte que se ha escogido?

"Es más o menos de 55:45 (la correlación entre) genes y el medio ambiente", dice Mike Rennie, profesor de Fisiología Clínica en la escuela de Medicina de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, quien cita el caso de gemelos idénticos de Alemania, uno de los cuales era un atleta de resistencia y el otro practicaba un deporte que requería una gran descarga de energía. "Lucen bastante diferentes a pesar de ser gemelos".



Alguien que mide 1,50 metros de altura tiene pocas oportunidades de convertirse en un basquetbolista destacado, pero ser de dos metros y tener los tendones más elásticos del mundo no garantiza automáticamente una medalla de oro olímpica.

Craig Sharp, profesor de Ciencias del Deporte en la Universidad de Brunel, confirmó esta tesis en un reciente debate sobre los límites del desempeño humano. "A menos que se tenga sentido estratégico, a menos que se tenga acceso a buenos equipos, apoyo médico y las condiciones psicológicas necesarias para tener una actitud de triunfo y ser capaz de superar el dolor, además de, por supuesto, una excelente técnica, los atributos físicos se desperdiciarán".



Jonathan Robinson, investigador en el área de ciencias aplicadas del deporte de la Universidad de Bath en Inglaterra, subraya la importancia de la técnica. "En la natación, sólo 5-10% de la fuerza de impulso viene de las piernas, por lo que la técnica es vital". Para ilustrar este punto cita el caso de los triatletas, quienes a pesar de encontrarse en condiciones físicas extraordinariamente buenas, pudieran no alcanzar el nivel estándar de competencia si su técnica de nado es deficiente.

Sin embargo, tener la estructura física adecuada para un deporte dado es sólo un punto de partida. Hace 17 años, el Instituto del Deporte australiano inició un programa nacional de identificación de talento, a través del cual buscó en las escuelas jóvenes de 14 a 16 años con potencial para ser estrellas del deporte. Uno de sus primeros descubrimientos fue Megan Still. En 1987 nunca había agarrado un remo en su vida. Pero tenía una constitución casi perfecta para un remero. Después de un entrenamiento intensivo, ganó la medalla de oro en remo femenino en las Olimpíadas de Atlanta en 1996.



Otros países han seguido el ejemplo de Australia. Debido a la explosión del conocimiento sobre genética, ahora hay una búsqueda no sólo de las estructuras físicas adecuadas para los deportes, sino también de los "genes del desempeño". Hay varios implicados. Por ejemplo, la capacidad para usar el oxígeno de manera eficiente es clave para ganar una ventaja definitiva. El gen EPOR inicia el proceso de producción de glóbulos rojos y luego se desactiva, pero una mutación ocasiona que los siga produciendo, lo cual conduce a una cantidad anormal de glóbulos rojos. Investigadores finlandeses identificaron toda una familia con esta mutación en el gen EPOR, varios de cuyos miembros eran campeones en deportes de resistencia, entre ellos el destacado esquiador de la categoría cross-country Eero Mantyranta. Esta mutación mejoraba el desempeño, definitivamente. Sharp cree que los atletas destacados del futuro pudieran proceder de este grupo con atributos "resaltantes", personas ubicadas en el extremo de una fisiología normal, lo cual además los ayuda a mejorar el desempeño. "Es cuestión de encontrarlos", señaló en el debate.



Las iniciativas para descubrir estrellas del atletismo parcialmente basadas en la forma o características del cuerpo han tenido una historia difícil, toda vez que los trabajos al respecto han sido criticados por el aspecto racial. Los atletas de origen africano ostentan la mayoría de las marcas de las principales competencias de carrera, a pesar de que sólo una de cada ocho personas en el mundo es negra. Y los kenianos de la tribu Kalenjin poseen 40% de los máximos honores en carreras de fondo. Estos corredores de Kenya tienden a tener miembros largos, con pantorrillas largas (un rasgo genético), una anatomía muy eficiente para un corredor. Pero además viven a 600 metros de altura, lo cual ayuda a incrementar la cantidad de glóbulos rojos del cuerpo y su capacidad cardiovascular, ambos elementos vitales para las carreras de larga distancia. Y dado que los corredores son héroes nacionales y correr no requiere más equipos que un par de zapatos, las recompensas por un entrenamiento intensivo son considerables.



En realidad, hay más variación genética entre los individuos que entre las razas. Quizás todo lo que vemos no es más que estímulo a individuos del mismo color de piel para que entrenen y alcancen la cúspide.



Hasta ahora, sin embargo, ¿qué sabemos sobre los distintos tipos fisiológicos adecuados para deportes particulares?



Ubique el suyo

Remo. El perfecto hombre remero es un espécimen de fisionomía extraordinaria. Es alto y pesado, pero con un nivel de grasa corporal muy bajo (10% en hombres), hombros anchos y miembros largos y poderosos. Su corazón es capaz de bombear 40 litros de sangre por minuto. Los remeros presentan la mayor toma absoluta de oxígeno entre todos los atletas y el mayor consumo de aire, unos 300 litros por minuto.



Tiro. Se pudiera pensar que un deporte que requiere permanecer acostado no exige que se esté en buenas condiciones. Pero para lograr tiros perfectos se necesita un sistema cardiovascular en muy buen estado y un ritmo cardíaco bajo, que los deportistas pueden disminuir aún más. Segundos antes del tiro pueden (sin saberlo) reducir su ritmo en 20 latidos y disparar exactamente entre dos latidos. El disparo con pistola también requiere una fuerte musculatura en la parte superior del cuerpo.



Natación. El nadador perfecto es alto y de miembros muy largos, particularmente los brazos. Los mejores nadadores tienen grandes pies, que proporcionan una considerable ventaja en términos de impulso. Poseen grandes manos, las cuales usan como paletas; caderas estrechas para reducir el roce; y amplios hombros para maximizar la fuerza de los brazos. Los nadadores de velocidad son más mesomórficos y cuentan con sistemas altamente energéticos.



Carreras de velocidad. El velocista perfecto de 100 metros es alto y la forma de su cuerpo es marcadamente mesomórfica. Los velocistas más destacados tienen piernas delgadas y caderas relativamente estrechas, lo cual aporta una ventaja biomecánica. Poseen un alto porcentaje de fibras rápidas en los músculos (más de 80%). Utilizan el combustible de los músculos tan rápidamente que prácticamente están corriendo con el tanque vacío al final de la carrera.



Maratón. El maratonista perfecto tiene una estructura liviana, sus piernas son delgadas y su altura varía de media a baja. Posee un alto porcentaje de fibras lentas y se caracteriza por una toma de oxígeno máxima muy alta. Puede soportar la deshidratación, y el entrenamiento le da a sus músculos una alta capacidad de almacenamiento del combustible por excelencia para los músculos, el glicógeno.



Gimnasia. La perfecta mujer gimnasta es pequeña y delgada, con una fuerza alta en proporción a su peso y una musculatura uniforme. Lo menos frecuente es que ella haya crecido de manera constante, en lugar de etapas de alargamiento acelerado, durante los primeros años de su adolescencia. Debe tener un cuerpo estrecho que le permita rotar rápidamente y mantener un magnífico equilibrio. Los gimnastas de ambos sexos necesitan sistemas de energía tanto fuertes como de alta capacidad y, en general, son los atletas en mejor estado de acondicionamiento físico.



Levantamiento de pesas. El levantador de pesas ideal tiene un cuerpo notablemente mesomórfico y músculos muy bien formados. Los buenos levantadores de pesas no son altos y tienden a tener brazos y piernas relativamente cortos, lo que les permite levantar peso de manera más efectiva. Sus sistemas cardiovasculares son capaces de soportar bruscos incrementos de la presión sanguínea. Poseen un alto porcentaje de fibras rápidas.

 
Fuente: El universal.com

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