viernes, 24 de febrero de 2012

Cansancio al correr







Experimentar cansancio cuando corremos es lo más natural del mundo. Al fin y al cabo, se trata de un ejercicio exigente, en el que movemos de forma constante todo el peso de nuestro cuerpo y obligamos a esforzarse a piernas, pulmones y corazón. Todos los corredores están familiarizados con el cansancio y saben que es una parte fundamental del running. Los problemas aparecen cuando este cansancio surge demasiado pronto o a destiempo, en circunstancias en las que no tendríamos por qué sentir tanta fatiga. 


Cada corredor es distinto y cada sesión de entrenamiento también, pero si conocemos nuestro cuerpo sabremos hasta dónde podemos llegar y hasta qué límites podemos llevar nuestro cansancio. Los únicos que tienen excusa son los novatos, que están descubriéndolo todo y renuevan una y otra vez sus prestaciones y expectativas, pero los demás deberíamos estar muy atentos a los signos de fatiga.
Normal o anómalo
Se trata de saber diferenciar lo que puede considerarse normal de lo que empieza a entrar en el terreno de lo anómalo. A veces la frontera es muy imprecisa, pero en caso de duda es mejor escuchar al cuerpo y dejar de correr o terminar cuanto antes la sesión. Fatigarse por fatigarse no tiene ningún sentido y puede conducirnos a una especie de cansancio crónico o, peor aún, a alguna lesión de la que tendremos que recuperarnos con mucha paciencia.
Paciencia sin locuras
Quizá esa sea la clave: ser pacientes y no esperar resultados demasiado rápidos. El consejo vale tanto para los principiantes como para los corredores más experimentados, que en ocasiones se olvidan de lo básico y cometen errores absurdos. Cometer locuras un día concreto puede que no pase factura, pero si éstas se repiten con cierta frecuencia es casi seguro que nos acabaremos resintiendo y, como es lógico, aparecerá el cansancio.
Ritmos y distancias
¿Cómo evitarlo? Tan sencillo como respetar los ritmos que sabemos que nos convienen o, si todavía no los hemos averiguado, intentar hacerlo de forma progresiva, sin cambios demasiado bruscos. Además de correr demasiado rápido, el otro factor clave, por supuesto, son las distancias. Si estamos corriendo habitualmente cinco kilómetros, no podemos pretender correr el doble de un día para otro sin ni siquiera cansarnos.
Causas y opciones
Por lo tanto, es indispensable tener una perspectiva muy clara de lo que estamos haciendo y, si aparece el cansancio, descubrir cuáles son sus causas y valorar las opciones que tenemos al alcance para procurar que todo nos resulte más sencillo.

5 comentarios:

  1. Hola David, he llegado a tu blog a través de los de otros "blogredores" y la verdad es que me ha gustado mucho, enhorabuena y gracias por los consejos sobre la fatiga. Un saludo.

    Pepe

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  2. Acabo de descubrir tu blog y lo poco que he leido hasta ahora me está pareciendo de lo más interesante; me quedo por aquí si no te importa.

    Salud y kms

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  3. Pepe y Juan, bienvenidos a el blog!!! Un gusto que se animen a comentar también.
    Saludos y buenos entrenamientos.

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  4. Te devuelvo la visita y me quedo. Que gran verdad es que a veces somos un poco burros... yo por lo menos de vez en cuando jeje.

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  5. Como tu bien has dicho, el secreto es escuchar y saber entender nuestro cuerpo.

    Un saludo

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