viernes, 4 de diciembre de 2009

Un buen arti-"culo" para cuidarnos en la bici








Incluso los ciclistas más habituales, tienen días en los que sentarse en el sillín es una auténtica tortura de chinos. ¡Que se atrevan a contradecirme! Es cierto que para los novatos, el dolor de culo desaparece (más o menos) a los tres o cuatro días de uso continuado de la bici, pero no es menos cierto que una arruga en el sitio incorrecto puede desencadenar el horror ciclista incluso en culos duros como el cuero bien curtido. Por eso hoy nos vamos a dedicar a hablar de esa parte tan poco agradecida de nuestra anatomía.¡Qué lo disfruten!






De todas las lesiones que se pueden producir por el contacto con el sillín destacaremos unas pocas:



Forúnculos o abscesos

Rozaduras

Adormecimientos

Hinchazones provocadas por el propio aplastamiento

Infecciones, especialmente en mujeres, como las infecciones de orina, la bartholinitis o la cándida.

La vida del forúnculo

Los forúnculos son esos pequeños (o no tanto) granos con cabeza blanca que a veces se forman en zonas de nuestra anatomía que mantienen la humedad, tienen pelos y tienen mucho roce. ¡No penséis mal! (o sí…) zonas propensas a forúnculos son las axilas, las posaderas o la entrepierna.



Los forúnculos se producen generalmente por la infección de una bacteria que vive sobre la piel (Staphylococcus aureus) y que penetra en la raíz de un pelo. Por eso la combinación de rozaduras producidas por culottes; badanas que almacenan y crían bacterias y calor general de la zona son caldo de cultivo de primera clase para que nos salgan granos en el culo que pueden alcanzar proporciones mastodónticas. De hecho, algunos ciclistas profesionales, como le pasó a Oscar Freire en el Tour de 2007, han tenido que abandonar una carrera por culpa de esta infección cutánea.



Normalmente los forúnculos pasan por una fase leve en la que tienes una zona roja con una pelotita dura bajo la piel que o bien se cura sola, o bien empeora hasta formar una especie de grano con raíz. Al cabo de un tiempo el grano estalla y se drena solo. Es importante que sea el propio forúnculo el que estalle sin tu intervención, puesto que si intentas apretarlo al estilo espinilla lo más sencillo es que consigas esparcir la infección bien hacia zonas más profundas de la piel, bien hacia los poros vecinos.



Así pues, una vez el forúnculo ha llegado a tu localidad solo puedes hacer unas pocas cosas para que mejore:



Mantener muy limpia la zona, antes, durante y después de que se haya producido la infección usando a ser posible un jabón antibacteriano y limpiándonos las manos después de tocarlo para evitar extender las bacterias

Aplicar calor para abrir los poros y que el forúnculo drene solo (los remedios tradicionales suelen implicar bolsas de té caliente, que funcionan no por el té sino por el caliente)

Tener paciencia

Si el forúnculo no se cura por su propia cuenta en unas dos semanas, es demasiado grande o viene acompañado de fiebre, tendrás que ir al médico a que lo drene (operación que suele incluir el uso de un bisturí y anestesia local si el médico está de buen humor).



Rozaduras

La parte interior de la entrepierna puede irritarse con la presión y a veces pueden aparecer en esas zonas puntos rojos o irritaciones. Estas rozaduras pueden producirse por varias causas:



Mala postura del sillín

Que la ropa tenga dobleces o costuras

Badanas con una costura rota

¡Llevar ropa interior!

Llevar badanas húmedas (mala, mala idea)

Para tratar las rozaduras y piel irritada lo primero que debes hacer es mantener una buena higiene de la zona en cuestión: dúchate lo antes posible después del día de ruta, quítate el culotte y ponte prendas secas y holgadas.



Para tratar las rozaduras puedes utilizar crema de la que se usan en los culos de bebés tipo Halibut. Nosotros la usamos muy a menudo y es mano de santo para todas las abrasiones menores.



ACTUALIZACIÓN: Raúl recomienda en comentarios una crema que se llama Proskin, que está indicada para el tratamiento de llagas que se hagan por contacto o por sustancias irritantes y se usa también para culos de bebés.



Usa un culotte distinto al día siguiente, para que roce en sitios distintos.



Procura cambiar de postura sobre el sillín cada cierto tiempo, poniéndote de pie, rotando el coxis (sí, el coxis rota) o apoyándote en otra parte del sillín.



Si tienes muchas molestias, quizá puedes recurrir a cremas lubricantes tipo vaselina, que se pueden comprar en las farmacias. Las hay de dos tipos: al agua o al aceite. Las segundas son más resistentes aunque también dañan más los culottes. Tienes que aplicarlas por la mañana, justo antes de ponerse la ropa de batalla.



Adormecimientos e hinchazones

Aunque en la sociedad moderna tengamos tendencia a pasar más tiempo sobre nuestras posaderas que sobre nuestros pies, fisiológicamente el culo no está diseñado para soportar el peso corporal, y mucho menos si el asiento que utilizamos tiene las dimensiones y forma de un sillín. Consecuencia: lo más sencillo es que nos resintamos de la presión continuada.



Es frecuente que los hombres sufran adormecimientos en sus partes nobles por la presión sobre el nervio correspondiente. Estos adormecimientos se pueden corregir variando la postura del sillín, con un sillín diferente o cambiando de postura (poniéndose de pie sobre la bici) cada poco tiempo. Normalmente estos adormecimientos no tienen consecuencias pero son incómodos, aunque pueden darse casos de impotencia relacionadas con el ciclismo extremo por lesión del nervio pudendo (es raro pero puede pasar). Si el adormecimiento persiste después de haber abandonado el sillín lo mejor es consultar con el médico.



Por cierto que algunos médicos recomiendan un masaje testicular después de la jornada de pedaleo para reactivar la circulación en la zona. Cada uno que interprete (y practique esto) como quiera.



También es relativamente frecuente sufrir una inflamación sobre los isquiones (la parte de la cadera en la que nos apoyamos cuando nos sentamos) que se denomina “bursitis isquiática”. Básicamente nos salen unos abultamientos rojos y duros en la zona que usamos para sentarnos y poner el culo en zonas duras nos hace ver las estrellas. Estos abultamientos aparecen por un aumento demasiado brusco del tiempo que pasamos sobre el sillín y se quitan con el tiempo, más rápido si descansas de la bicicleta. Para reducirlos se puede recurrir a métodos antiinflamatorios (incluido hielo). Nosotros usamos también para esto el Halibut que como he dicho antes, es mano de santo.



Infecciones

Dentro del capítulo de hinchazones no podemos dejar pasar aquellas que tienen un origen infeccioso y que en mujeres son especialmente frecuentes. Por nuestra anatomía, las chicas somos relativamente propensas a sufrir de:



Infecciones de orina. Se suelen producir por una bacteria que vive en las heces (E. Coli), y en mujeres tiene que ver con la proximidad de los orificios en cuestión y con la anatomía de la uretra, que es más corta y más recta que en varones. Orinar a menudo ayuda a reducir el riesgo de infecciones, así que ya sabes, bebe y no pospongas el momento de encontrar un arbusto.

Bartholinitis. Algo más rara, tiene que ver la infección de una de las dos glándulas de Bartholino, que sirven para lubricar la zona. Son glándulas cuyo orificio de drenaje está en los labios menores. Este orificio es el que se obstruye. Si sólo se obstruye y no se infecta, generalmente duele poco, notas la zona inflamada y blandita. Si se infecta, además de la inflamación local te duele a morir y generalmente – pero no siempre- está más duro. En caso de infección lo adecuado es intentar tratamiento médico con antibióticos de amplio espectro, si no es suficiente o duele mucho o es muy grande hay que drenarlo, como un absceso, y se suele dejar un tubito en el agujero de drenaje durante 1 semana o así para que no se vuelva a cerrar rápidamente (y dar antibiótico también). Si las bartholinitis son de repetición se puede operar, cuando no estén infectadas, y se extirpa la glándula entera.

Cándida y otras infecciones de vagina. La Cándida es un hongo que vive en aproximadamente el 50% de la población en pequeñas concentraciones, en vagina y garganta. Dados los estímulos adecuados puede evolucionar y convertir su aldea en una metrópoli donde impera la ley del más fuerte. El uso de antibióticos incluidos algunos tratamientos para la malaria, los altos niveles de estrógeno durante el embarazo o por píldoras anticonceptivas; los climas húmedos o el rozamiento con el sillín son factores que pueden propiciar una infección por cándida cuyos síntomas son inflamación, picor y una secrección blanca más densa de lo habitual que es como requesón o leche cortada (es asqueroso pero así es la realidad). En caso de infección lo mejor es consultar al médico, puesto que este tipo de infecciones se pueden confundir fácilmente con otras que tienen diferentes tratamientos. Si finalmente tuviéramos cándida, el tratamiento pasaría por una ronda de antifúngicos (normalmente son supositorios vaginales); lavar la zona una vez al día con jabón neutro o jabones calmantes; usar ropa holgada que permita mantener la zona aireada (faldas, poca ropa interior); reducir los azúcares en la dieta y ponerle condón a nuestro compañero.

Y en general para las damas, lo único que podemos hacer es extremar la higiene durante la ruta y en la medida de lo posible evitar el uso de productos químicos y salvaslip.

Fuente: Rodadas.

2 comentarios:

  1. Uff, con la cantidad de horas que paso a la semana entre la bici de spinning y la de carretera espero que a mis "reposaderas" no les ocurra nada de esto, jeje.

    Saludos

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  2. Si no tienes problemas con todo lo que las usas es que decididamente las cuidas.
    Saludos

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