martes, 3 de mayo de 2011

La necesidad de plantearse objetivos



En al actualidad, hay mucho interés por iniciarse en las carreras. Hay un estallido de competencias, de todas las distancias y modalidades. La verdad, es que correr es un liberador de tensiones, hace amigos y su práctica beneficia a la persona en su globalidad. Cuando se parte por eso y se le va tomando un gusto a lo que es correr, se va formando un hábito.
Una vez formado el hábito, ¿qué pasa? En el hombre hay una necesidad de estar superándose constantemente, lo que hace que se vaya enfocando en competencias para constatar como va mejorando día a día, semana a semana, mes a mes y año tras año. Esto finalmente hace que el atleta se vaya planteando objetivos, lo que es esencial para evolucionar en el deporte en general, ya que permite ser constante, se fomenta el compromiso, activa a diario la motivación para salir a entrenar y permite ordenarse. Es decir, ayuda a organizar cada sesión para mejorar en el deporte evitando de esta manera las improvisaciones.
Cuando se empieza, es cuando realmente se necesita trabajar con objetivos. Un buen entrenamiento consiste en hacer una adecuada planificación que incorpore trabajos de técnica para mejorar la eficiencia del trote, de volumen, de intensidad, de pesas y de elongación.
Si el corredor ya lleva entrenando un tiempo considerable, recién está capacitado para plantearse objetivos a corto, mediano y largo plazo en relación con su rendimiento.
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Objetivos escalonados

Los objetivos se deben estructurar de atrás para adelante, o sea, partir del objetivo de largo plazo, y luego ver cuales pueden ser los objetivos a mediano plazo que pueden beneficiar al corredor a llegar a su pico de rendimiento. Finalmente es necesario fijar objetivos de corto plazo, ya que estos permiten que se estén corrigiendo errores de técnica diarios.
Por ejemplo, hacer carreras -que no tengan para el atleta gran importancia y que solo le sirvan para entrenar- que estén separadas por un mes, para así tener permanentemente un feeling con el estado competitivo, saber manejar de la manera más óptima el estado de ansiedad que se presenta cada vez que competimos y que no obstruya con el rendimiento del corredor. Otros objetivos a corto plazo pueden ser mejorar los hábitos como comer y dormir, que permiten un incremento diario en lo deportivo.
Vayamos a un ejemplo concreto general:
  • Como objetivo de largo plazo puede ser lograr una buena marca en una maratón o un Ironman en dos años más.
  • Pero para cumplir dicho objetivo es necesario agregarle objetivos a mediano plazo como correr dos maratones con anterioridad y un par de medias maratones, cosa de ir sacando experiencia suficiente y kilometraje.
  • Finalmente como objetivo de corto plazo es la mejora diaria de técnicas y de carreras que son cercanas en el calendario.
Obviamente el objetivo que tiene que primar es el de largo plazo, ya que es hacia donde se dirige todo el esfuerzo de los entrenamientos, y lo más importante de todo, es la fuente de toda la motivación del deportista. Los objetivos de mediano y corto plazo son aquellos que sirven para ver la evolución que el deportista va teniendo para lograr su objetivo de largo plazo. Por ende, tanto los objetivos cortos como de mediano plazo pueden correr el riesgo de que no se cumplan totalmente. Esto tiene su lado positivo, porque permite ver los ajustes que hay que hacerle al plan de entrenamiento, reestructurarlo para que favorezca el cumplimiento de la meta de largo plazo. Y el lado negativo es que se puede pasar un mal rato, ya que no se logró lo que se quería. Hay que entender que en este proceso no todo va ser de alegrías y triunfos, sino también van a existir errores que servirán para fortalecernos como atletas, llevándonos a la autosuperación. Así hay que tomar entonces los objetivos de corto y mediano plazo, hay que tener bien en claro eso.
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El equilibrio justo

Para planearse objetivos, lo primero que tiene que hacer el corredor, es que estos nunca deben ser muy elevados ni muy bajos. Estos deben tener el componente de reto que presente dificultad, donde el atleta sabe que con mucho esfuerzo lo puede alcanzar. Cuando el objetivo es muy alto, se produce un autoengaño donde el atleta sabe que lo que tiene que lograr escapa de sus habilidad. Esto le generará mucho estrés y por ende, incrementará la posibilidad de que no logre su objetivo, creando en el profecías autocumplidas, pensando que lo que estableció es tan alto que por más que haga sus mejores esfuerzos no lo va a lograr, generando actitudes y conductas que lo llevan a equivocarse. Por otro lado cuando el objetivo es fácil se pierde la característica de reto haciendo que su deporte pierda el interés necesario para garantizar la permanencia en esa disciplina.
Por otro lado, cuando uno enfrentan las primeras competencias se produce un alto grado de estrés ya que el atleta no sabe a que atenerse. Es muy distinto haber entrenado la distancia y haberla corrido fuerte en una sesión de entrenamiento que ir a correr a una competencia. Hay un alto grado de estrés por la incertidumbre de lo que esta por lograr y de cómo se va a sentir corriendo. También hay que agregar el ambiente competitivo que se forma esa mañana antes de la competencia y las especulaciones que se hacen incluso los días previos a ella.
Una vez realizadas las primeras competencias y hecho los análisis correspondientes, es bueno ir trazando líneas para ir fijándose metas a corto plazo. En el deporte en general, en el primer año de práctica se fijan objetivos de corto plazo, ya que para tener una mayor proyección en cuanto al rendimiento que se quiere alcanzar, requiere de muchas carreras y años de entrenamiento.

Fuente: Michel Uteau Berríos
Psicólogo Deportivo &
Coach Running-Triatlón Fullrunners S.A.



Fuente:Atletas.info
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2 comentarios:

  1. Que buen artículo, no puedo estar más de acuerdo. Sin objetivos se pierde la tensión, la superación. Pero estos objetivos deben ser acordes con cada uno y realizables, si son imposibles dejan de motivar enseguida.

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  2. Yo también actúo de esa manera "más o menos"... Me fijo una meta a largo plazo (en este caso un Maratón a finales de año). Divido la preparación en dos o tres fases con un objetivo en cada fase (aumentar kilometraje - aumentar ritmos - competición 1/2 Maratón). Y cada mes, a corto plazo me fijo unos objetivos de kms y salidas.

    Un abrazo!

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